La Super Bowl es, quizás, la festividad oficiosa más importante de los Estados Unidos y a la vez una disculpa para celebrar fiestas a lo largo y ancho del país en torno al televisor. Es el partido de fútbol americano -lo que llaman, para sorpresa del resto del mundo, «football»- con el que se corona al campeón de la temporada.

La fiesta tiene como protagonista principal a la comida y a la bebida en la mesa, y los anuncios comerciales en la televisión. Una disculpa más, en un país que no las necesita, para reunir a los amigos y llenar el estómago. Pizza, barbacoas, y cualquier tipo de comida rápida constituyen la base del menú del día. El espectáculo deportivo parece pasar a un tercer lugar y es que la rivalidad deportiva se entiende de otra manera por estos lares. Al final, nadie se va cabreado aunque su equipo haya perdido, no se toma el pelo al contrario y todos tan amigos; un ambiente muy sano, demasiado sano para un aficionado a los derbys y rivalidades varias.

La gente con la que hablas recuerda los sitios en los que ha celebrado la fiesta otros años, los amigos con los que han estado, pero pocos pueden recordar los contendientes ni casi los ganadores de las ediciones pasadas.

También se recuerdan los mejores anuncios del año anterior y los anuncios de la presente edición son escrutados por los espectadores con el fin de encontrar un vencedor al final del partido. Ni que decir tiene que las empresas anunciantes se dejan un buen pellizco de su presupuesto cuando consiguen un puñado de segundos del espacio televisivo. El fenómeno publicitario, como no podía ser de otra manera, ha llegado también al mundo de Internet.

Y para los que tenga curiosidad por saber qué ha pasado este año: los Giants de Nueva York -aunque juegan en el vecino estado de Nueva Jersey- han batido a los New England Patriots, el mejor equipo del año. Menos en el último y más importante partido.

por sisudave

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