Las Vegas (sólo Vegas para los estadounidenses) puede tener muchos sinónimos: casinos, juego, mafia, ostentación, mal gusto… Muchos de ellos han permanecido invariables tras el paso de los años otros no tanto. Las Vegas, la metrópolis surgida de la nada en medio del desierto es, por excelencia, The Strip, la arteria en torno a la cual se han eregido los hoteles-casinos que la hacen famosa. Algunas de esas edificaciones siguen siendo herencia y recuerdo de otras épocas, como el Flamingo que levantó, y le costó la vida, al mafioso Siegel. De ello nos enteramos gracias a la película de Warren Beatty.

Hoy la capital del estado de Nevada sigue siendo un destino turístico de primer orden en Estados Unidos. Las construcciones -más bien las reconstrucciones- de sus famosos casinos siguen ofreciendo novedades al visitante que vuelve al lugar del crimen después de unos años y siempre encuentra algún edificio o atracción nueva.

Como en Las Vegas se tiene una idea muy clara de dónde viene el negocio todos los hoteles tienen las puertas abiertas para que los visitantes puedan curiosear por sus atracciones -por supuesto para jugarse el sueldo- y quizás poder hacerse una idea de dónde debería uno de pasar la próxima estancia. La recomendación al viajero que vuelve a Las Vegas es la de probar siempre un nuevo alojamiento. Ya saben, desde el lujo del Winn, una de la nuevas joyas de la corona, hasta la cutrez del Tropicana, que parece haberse quedado anclado en los años sesenta.

Por cierto, la banca siempre gana…

por Roadsidepictures

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